viernes, 20 de febrero de 2015

TAL DÍA COMO HOY.....


ACTA DE LA COMISIÓN GESTORA DEL MUNICIPIO DE PUENTE DE GÉNAVE.
20 de Febrero de 1933 

Reproducimos una nueva acta de la Comisión Gestora que dirigió nuestro Ayuntamiento en esos primeros meses tras la segregación. Concretamente la correspondiente a la sesión celebrada el 20 de febrero de 1933. En ella se tratan asuntos relacionados de forma significativa con Peñolite y otro sobre la recaudación de impuestos y la disputa que este asunto supuso con el Ayuntamiento de La Puerta de Segura incluso después de la segregación. Queda aquí constancia del contenido de la misma.

     En Puente de Génave a veinte de Febrero de mil novecientos treinta y tres y hora de las diez, se constituyeron en sus salas capitulares los señores de la Comisión Gestora, D. Gil Antonio Campayo Martínez, Alcalde Presidente, y los vocales D. Valentín Amador Herrera, D. Santiago Idañez Idañez, D. Eladio Bellón Nares y D. Cándido Ortega García, al objeto de celebrar la sesión ordinaria correspondiente con asistencia de mi el Secretario del Ayuntamiento.


     Abierto el acto públicamente por el Sr. Presidente, yo el Secretario de orden del mismo di lectura al borrador del acta de la anterior que fue aprobada, diose cuenta de la correspondencia oficial de la semana y expedientes en curso y se entró en el orden del día.

     El Sr. Presidente manifestó: que teniendo noticias de haber acordado la Excma. Diputación provincial entregarse en el camino vecinal a Peñolite, procedía solicitar de dicho Organismo la reparación correspondiente del mismo por hallarse en condiciones de difícil acceso. Así se acordó por unanimidad.

     Conociendo, también esta Comisión que el reparto girado de los fondos enviados a la provincia como indemnización de los daños causados por la nube del día 19 de Septiembre último, habían correspondido a la mencionada Aldea, dos mil pesetas, se acordó por unanimidad: Que por la Alcaldía se dirija atenta comunicación al Excmo Sr. Gobernador Civil de la Provincia consultando cuanto haya sobre el particular.


     Por último se acordó con respecto a pacto con La Puerta en vista de la comunicación que dirige, manifestando haber consultado el caso el Excmo Gobernador Civil, que se practique lo mismo por esta alcaldía al objeto de conocer desde cuando ha de regir en esta la exacción de los diferentes arbitrios que hoy tiene arrendados aquel Ayuntamiento.

     No teniendo más asuntos de que tratar, se levantó la sesión de orden del Sr. Presidente siendo la hora de las once y treinta y cinco.

martes, 10 de febrero de 2015

QUEVEDO, EL PUENTE Y LA SIERRA DE SEGURA



Es fácil imaginar que a muchos le pueda sorprender que en este blog, de ámbito básicamente local, aparezca el nombre de esta figura destacada de la literatura española. No obstante, el artículo de JESÚS MOLINA GIMENO, al cual hemos tenido acceso, nos deja bien claro que D. Francisco de Quevedo tuvo una estrecha vinculación con nuestro pueblo y nuestras tierras, especialmente con Segura de la Sierra y Beas de Segura.
Han sido muchas veces las que los puenteños hemos escuchado que Santa Teresa pasó por nuestro Puente Viejo camino de Beas para realizar la fundación del Convento Carmelita, pues bien, a partir de ahora, podremos añadir otro ilustre personaje a la lista de los que deambularon por esos lugares que consideramos como propios.
                                        
                              QUEVEDO Y LA SIERRA DE SEGURA.

Por Jesús Molina Gimeno

Uno de los escritores y poetas españoles más importantes de todos los tiempos es, sin duda, Don Francisco de Quevedo y Villegas. Madrileño de nacimiento, es una de las figuras literarias más sobresalientes del llamado Siglo de Oro.
D. Francisco de Quevedo y Villegas
Quevedo estuvo ligado en ciertos momentos de su vida a nuestra Sierra de Segura. El creador del Conceptismo visitó en alguna ocasión la villa de Segura de la Sierra en los frecuentísimos viajes, unos por placer, otros por obligado destierro, que realizaba a su señorío de La Torre de Juan Abad (Ciudad Real), remanso de paz y tranquilidad donde escribió muchas de sus obras en prosa y poesía. Él mismo hace referencia a ello en el romance titulado Itinerario de Madrid a su Torre, en el que describe el camino desde la corte a su señorío de La Torre, su Aldea, como él gustaba llamarla. En este romance dedica un fragmento, no carente de cierta ironía, aunque con cariño, a la villa de Segura de la Sierra. Después de salir de Toledo escribe el autor:

(...) Partí desde aquí derecho,
antes sospecho que zurdo,
a Segura de la Sierra
que es un corcovo del mundo.

Los vecinos deste pueblo
viven todo el año junto;
y un mes batido con otro
gozan a Diciembre en Junio.

Las viñas, para no helarse,
tienen los meses adustos;
a las cepas con cachera,
con tocadores los grumos.

Es gusto ver un castaño,
de medio de los diluvios,
con su fieltro y su gabán,
por Agosto muy ceñudo.

Un peral con sabañones,
cuando en Aranjuez maduros
recelando que los rapen
ya han puesto en cobro su futuro.(...)

Itinerario de Madrid a su Torre (1631)

No eran del agrado del Señor Quevedo los rigores del clima segureño, desde luego. Pero, ¿qué le lleva a Quevedo hasta Segura en reiteradas ocasiones? Por un lado, está la condición de Segura de la Sierra como cabecera de la Encomienda de la Orden de Santiago en esta zona, Orden de Caballería a la cual pertenecía el literato y político desde 1618, siendo La Torre de Juan Abad uno de los pueblos pertenecientes a la misma, por lo que no es extraño que tuviera Quevedo que acudir a Segura para resolver ciertos asuntos relacionados con su señorío, como por ejemplo el pago de los censos que tenía el Colegio de Jesuitas de Segura.
Segura de la Sierra
 
Pero la causa más poderosa de la presencia de Quevedo en Segura es, sin duda, la íntima amistad que le unía al noble y escritor Don Alonso Messía de Leyva, el cual se va a ocupar, con licencia del autor, de retocar algunos de sus escritos en más de una ocasión para que pasaran la pertinaz censura: "Habiendo vistos impresos en Aragón y en otras partes fuera del Reino, con nombre de don Francisco de Quebedo Villegas, estos discursos con tanto descuido y malicia,(…)y más teniéndolos yo trasladados de su original, determiné, dándole cuenta, restituirlos limpiándolos del contagio de tanto descuidos (...) Don Francisco me ha permitido esta lima, y aseguro en su nombre que procura agradar a todos sin ofender a ninguno..." (Nota de Don Alonso Messía de Leyva en el Prólogo de la obra Juguetes de la niñez, de Francisco de Quevedo; Madrid, 1631).
Messía de Leyva también ayudará económicamente a su amigo en la adquisición de la jurisdicción sobre La Torre de Juan Abad, que el Consejo de Castilla sacó a subasta en 1621, comprándola Messía para posteriormente venderla a su amigo. Quevedo no olvida este favor. En Marzo de 1626 asiste con su Majestad Felipe IV a las Cortes celebradas en Monzón (Huesca) y durante su estancia en esta villa culmina su obra Cuento de cuentos, que dedica a su amigo y testaferro Don Alonso Messía.
El Yelmo
Durante sus estancias en la casa de Messía en Segura de la Sierra compuso otros poemas inspirados en la agreste naturaleza de esta Sierra, que fascina y sorprende a Quevedo. Al elegante perfil del Yelmo, montaña emblemática de la Sierra de Segura, dedica Quevedo la siguiente silva:

                                     El Yelmo de Segura de la Sierra
                                       (Monte muy alto al Austro)

O sea que olvidado, 
o incrédulo del caso sucedido, 
o mal escarmentado, 
¡Oh peñasco atrevido!, 
llevas a las estrellas frente osada 
de ceños y de carámbanos armada;

Debajo de tí truena, 
que respeta tus cumbres el verano,
y allá en tus faldas suena 
lluvioso y tierno caño; 
y donde eres al cielo cama dura, 
das a Guadalquivir cuna en Segura

Por de más alto vuelo
te codiciara el águila gloriosa,
pues arrimado al cielo,
lo que no pudo él, osa;
sobre Olimpo nos muestras por momentos
las determinaciones de los vientos.

Escondes a la vista
el Yelmo con que Júpiter Tronante,
armado en la conquista,
si no te vio triunfante,
te vio valiente y animoso, y vemos
que hoy le arriman escalas tus extremos.

Coronado de pinos,
el cerco blanco de la luna enramas,
y en los astros divinos,
que son etéreas llamas,
te enciendes por turbar antiguas paces,
y al cielo vecindad medrosa haces.

Son parto de tus peñas
Mundo y Guadalquivir, famosos ríos,
y luego los despeñas
por altos montes fríos,
de tan soberbios y ásperos lugares,
que parece que llueves los que pares.

Baja recién nacido
Guadalquivir, y llega tan cansado,
que le ve encanecido
en su niñez el prado,
con la espuma que hace y con la nieve,
por duros cerros resbalando leve.

Ceñido en breve orilla,
llega a tomar el cetro de los ríos,
y en cercando a Sevilla,
le coronan navíos;
por ser tan noble su primera fuente,
que es de los cielos alto descendiente.

Con pasos perezosos,
al mar camina, como va a la muerte,
y en senos procelosos
por tributo se vierte;
donde yace del golfo respetado
por lo que en él Belisa se ha mira

O sea que olvidado
  (Las tres últimas Musas castellanas: 
segunda cumbre del Parnaso Español, 1626)

Pero no acaba aquí la relación de Francisco de Quevedo con la Sierra de Segura. En los años comprendidos entre 1635 y 1645, Quevedo mantiene una abundante correspondencia (hasta 44 cartas) con su gran amigo Sancho de Sandoval, residente en Beas de Segura, en la que le expone sus preocupaciones sobre la marcha de los intereses de España. Pero estamos ante una correspondencia de carácter privado, por lo que además de su preocupación por los asuntos de la Corte, en este cuerpo epistolar Quevedo nos habla de su cotidianidad y su intimidad en la soledad de sus últimos años en su señorío de La Torre.
Sandoval pertenecía a una importante familia hidalga de Beas. Unas tías suyas, Catalina Godínez y María de Sandoval, hermanas, hicieron posible traer a la Santa de Ávila, Teresa de Jesús, para la fundación del Convento de Carmelitas Descalzas. Estaba casado con Leonor de Bedoya, a la que Quevedo llama "prima" en algunas cartas. Ello se debe a que el escritor, aunque nacido en Madrid, tenía parte de sus orígenes familiares en el Valle de Vejorís, Cantabria, cerca del Valle de Bedoya de donde era originaria la familia de la mujer de Sandoval.
Escudo de los Sandoval
Es por tanto de justicia y para conocimiento de muchos serranos que se dé a conocer que este genio de la literatura española siempre tuvo un punto de referencia en estas tierras giennenses de la Sierra de Segura, las cuales visitó con asiduidad y describió con la maestría que su acertada pluma siempre supo dar.