domingo, 28 de julio de 2013

Réquiem por mi maestro

En la última entrada que escribimos dijimos que volveríamos en Septiembre, pero la actualidad manda y, en este caso, por desgracia, nos hemos visto obligados a saltarnos nuestro silencio estival para, de alguna forma rendir homenaje a una persona muy querida y apreciada en nuestro municipio, a una persona que ha sido gran protagonista en la corta historia de Puente de Génave, ya que ha desempeñado muchos puestos de relevancia en nuestra localidad.

Por lo tanto no queríamos dejar pasar la oportunidad y publicamos un escrito que nos han enviado en su memoria.

''Réquiem por mi maestro''
Querido amigo:

En esta hora triste me permitiré la licencia, sin que sirva de precedente, de tutearte. Porque sé que tu cariño paternal lo permitiría y porque la cercanía con que te siento, tal vez más intensa ahora que nunca, así me lo reclama.

No será fácil la tarea de encontrar las palabras justas y necesarias ni quisiera encontrar el momento para despedirme. De hecho no lo haré, será ésta una despedida sin adiós pues dicen que 'no muere sino quien es olvidado' y mucho me alegro  de que no haya nadie, que haya pasado por tu vida o viceversa, dispuesto a tal fin.

Somos instantes, y como tales, una vez hemos pasado, parece que todo hubiera sido demasiado fugaz. Tenemos hoy la sensación, tras tu marcha, de que todo haya sido como un sueño, un verdadero mal sueño; que casi no haya habido ocasión para prepararnos, si ello es posible, para esta dura partida tuya.

Murió mi maestro, el maestro de muchos, de casi todos, el maestro de tanto  pues tanto fue lo que esparció sobre nosotros, también, o más, fuera de las aulas de la escuela, esa escuela suya donde la chiquillería se sentía en una habitación más de su casa. Murió el alcalde, el vecino, el compañero, el músico, el AMIGO. Se fue, entre la paz de los suyos y alumbrado por la luna más serena, Don Faustino. 

Queda derrotada tu eterna compañera, Elena, a la que siempre intuiremos pasear del brazo de su amigo más fiel. Queda huérfana tu familia, pero valedora del orgullo de un padre, abuelo, hermano, tío,.....de sombra tan alargada. Más vacía queda la iglesia, esta recoleta iglesia tuya, que alguien bautizara como la más blanca de Jaén, que tanto te sirvió y a la que tanto servicio diste. Quedan perdidas tus compañeras de la escuela, para quien parecieras un buen espejo en que mirarse. Queda más sorda la voz de la Coral, tu Coral, ese grupo de gente tuya que alardeará más, a partir de ahora, de llevar tan digno nombre. Queda maltrecho, como falto de una pieza irreemplazable, el Puente, este trocito de tierra que ensalzaste como nadie. Quedamos todos, en fin, más pobres.

No será fácil acostumbrarse, amigo mío. Acostumbrarse a tantas cosas. Echaremos en falta el Viva San Isidro! más sonoro y sentido que pudiera declamar un puenteño. Tus palabras llenas de sabiduría, experiencia y mil cosas más, nos faltarán. Faltará La Llorona, entonada tan delicadamente en esa privilegiada garganta tuya. Será difícil escuchar a los tuyos por villancicos sin la entradilla pizpireta de tu bandurria.

Pero no habrá pena ni desconsuelo de los tuyos que no pueda mitigar tu recuerdo y el legado de vida que dejas. Sólo hace falta mirar alrededor para saber que queda mucha gente impregnada de tu enseñanza, de tu ejemplo, y en eso nos empeñaremos, en mirar adelante enriquecidos y gratificados por haber sido tus alumnos, cada uno a su manera.

Ya acabo, que no quiero cansarte, ahora que descansas. Y lo haré reproduciendo las palabras que le transmitiste a otro gran 'maestro', amigo tuyo y abuelo mío, estando cercano el día de  su partida:

           "Yo a la vida le pido amor, antes incluso que salud.

                           Para qué queremos salud sin que nadie nos quiera?

                          Con amor al fin del mundo,......aunque esté uno muriéndose"

Que San Isidro te acompañe. Reza por nosotros y hasta pronto, amigo.

Y gracias, Don Faustino.